Dentro del espectro de enfermedades y otros padecimientos que pueden sufrir nuestros peces, están los parásitos. Un parásito es un ser vivo que se alimenta de otro y al que acostumbramos llamarle: huésped.
Existen múltiples especies de parásitos que ocasionalmente atacan a los peces de acuario y su morfología y tamaño resulta muy variable. Entre los de mayor talla, se ubican los Gusanos Ancla.
Aunque en realidad no son gusanos, sólo se asemejan a ellos, los Gusanos Ancla son copépodos parásitos del género Lernaea; una subclase de crustáceos pequeños que están relacionados con las gambas, los cangrejos y las langostas.
En resumen, son crustáceos ectoparásitos que atacan a los peces de agua dulce. En específico, la especie Lernaea cyprinacea es la más habitual como huésped de los peces tropicales. Pertenece a la familia Lernaeidae, procede de India, América, Europa, Asia y África y su distribución se ha expandido debido al comercio de ejemplares para los acuarios.
El gusano Lernaea tiene una forma alargada y un aparato bucal con cuatro extremos puntiagudos, puede alcanzar un tamaño de poco más de un centímetro e introducir su cabeza en la piel del pez, quedando incrustado en él, de ahí su nombre común: Gusano Ancla.
Los peces criados en acuario, cuando son mantenidos en condiciones adecuadas rara vez padecen del ataque de estos indeseables huéspedes. A pesar de ello, pueden aparecer de la nada y una vez presentes, resulta difícil deshacerse de ellos debido a que muchos medicamentos tradicionales no suelen funcionar en su erradicación.
Estos parásitos, en realidad no llegan a nuestros peces por azar, siempre hay una causa de la que nosotros debemos estar pendientes. Una es cuando adquirimos peces en mercados no seguros e incumplimos con el período de obligatoria cuarentena de los nuevos inquilinos antes de ser introducidos en nuestro acuario. También pueden llegar los huevos de Lernaea en las plantas acuáticas o en alimentos vivos capturados en la naturaleza y una vez eclosionados infectar a nuestros peces. Menos frecuente, pero igual de factible, resulta la presencia de individuos de la fauna local como pájaros o ranas, portadores de los huevos.
Solo son capaces de parasitar peces, ningún otro ser vivo podrá servirles como hospedero. Aunque no se trata propiamente de una enfermedad, ocasionan serios problemas a los peces infectados. Una vez anclado, el gusano se alimenta de sangre y otros fluidos corporales; mientras lo hace, causa dolor e irritación al pez, pero este no tiene forma alguna para deshacerse de su agresor.
El ciclo vital de Lernaea está muy vinculado a la temperatura. Por debajo de los 15ºC el metabolismo se retarda y por ende el ciclo se ralentiza mientras que, por encima de los 21ºC hasta los 27 o 30ºC se reduce y no excede las dos o tres semanas.
Todo comienza con los huevos de los parásitos depositados en el sustrato y los filtros. Cuando eclosionan, las larvas nadan hasta conseguir un pez que le sirva de hospedero, anclándose en sus agallas y ahí transitan la fase de maduración. Llegado el momento, se produce el apareamiento, luego los machos, que nadan de un pez a otro mueren mientras que las hembras se vuelven a anclar al pez y se desarrollan hasta alcanzar una morfología que las hace visibles a simple vista.
Es en este momento cuando nos percatamos de su presencia, al percibir que algo inusual cuelga de nuestro pez. Si los observamos con detenimiento, podremos apreciar que en la parte posterior del cuerpo presentan unas estructuras en forma de bolsa, es ahí donde se localizan cientos huevos. Cuando los liberan, entonces, el ciclo vital se reinicia, una y otra vez.
Pueden adherirse en cualquier parte de la anatomía del pez, incluidos los ojos, la boca y las aletas donde son menos visibles.
Los medicamentos antiparasitarios son eficaces para los Gusanos Ancla en su fase larvaria, mientras nadan libremente, pero no así con los adultos o los huevos.
Un procedimiento eficaz es someter a los peces infectados a baños de permanganato de potasio y formalina para matar a los parásitos adultos.
Las concentraciones y el tiempo indicados para el tratamiento son los siguientes: Permanganato potásico: 10mg/l en baños de 10-30 minutos, Formol: 2ml/10 litros en baños de una hora y Cloruro sódico: Baños de 10-30 minutos al 1%.
Siempre, debemos comenzar por aislar los ejemplares parasitados y de inmediato debilitar al gusano; una buena manera es tratar con cualquiera de estas sustancias la zona donde esté anclado el parásito, utilizando un pincel fino para la aplicación. Si con este proceder y los baños el parásito no se desprende, entonces solo nos queda retirarlo cuidadosamente con una pinza. Esta opción solo es viable previa debilitación del huésped porque, si al hacerlo se rompe y dejamos la cabeza incrustada en el tejido muscular del pez, al descomponerse ocasionaría una infección y todas las posibles consecuencias que se deriven.
Una vez liberado el pez de su agresor, es conveniente aplicarle un desinfectante para facilitar su recuperación y evitar la aparición de hongos o bacterias.
Lo más conveniente es evitar su entrada y para ello, durante la cuarentena y siempre en dependencia de la especie adquirida, es de mucha ayuda elevar la temperatura por encima de los 30°C para dificultar el desarrollo de los posibles parásitos en estado larval.
Por último, como información general, existe otra especie de Gusano Ancla, se trata de Lernaea carassi, pero más habitual en peces de agua fría.
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