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Gymnocorymbus ternetzi. El “Tetra Negro” o “Monjita”

Dentro del orden Characiformes, la familia Characidae agrupa a los conocidos “Carácidos”. Estos peces forman parte de varias subfamilias y abundantes géneros. La más importante de las Subfamilias es Tetragonopterínidos y su abreviatura da origen a la denominación “Tetra”, razón por la que, en sentido general, responden al nombre común de “Tetras”.

Los “Tetras”, son muy utilizados en los acuarios debido a la gran belleza de estas pequeñas especies de peces de agua dulce. Entre sus rasgos distintivos está la presencia de una pequeña aleta adiposa, blanda, después de la aleta dorsal, próxima a la cola. En su mayoría, presentan algún grado de dificultad para ser reproducidos en cautiverio, por lo que no resultan idóneas para los principiantes; no obstante, las variedades menos exigentes en cuanto a las condiciones de vida en un acuario comunitario resultarán un agradable reto para los aficionados a la piscicultura que hayan rebasado el período novel de sus empeños.

En los comercios cubanos, se pueden encontrar un aproximado de veintidós especies, pertenecientes a unos trece géneros, de ellas, con aceptable permanencia entre siete y diez variedades de “Tetras”, con menos abundancia otras seis y el resto suelen estar presentes de manera eventual y en establecimientos puntuales.

Los géneros mejor representados en Cuba son: Hyphessobrycon con siete especies, Hemigrammus con tres y Paracheirodon con dos. Completan la lista Aphyocharax, Ctenobrycon, Gymnocorymbus, Hasemania, Inpaichthys, Moenkhausia, Nematobrycon, Phenacogrammus, Pristella y Thayeria con una especie cada uno.

Lo más apropiado sería, abordar las especies por género y en este orden, pero no lo haremos así; comenzaremos por describir aquellas más conocidas y con mayor permanencia y distribución en el mercado. Quizás, la más representativa resulte Gymnocorymbus ternetzi.

Responde a varios nombres comunes, entre los que destacan Tetra Negro” y “Monjita”. La especie es nativa de Sudamérica, en los territorios de Perú, Brasil, Bolivia, Paraguay y Argentina, donde habita en acuíferos de aguas dulces, tranquilas, oscuras, con vegetación abundante.

Se trata de un pez resistente, robusto, pacífico y fácil de mantener. Los machos pueden crecer hasta cinco o seis centímetros y algo más las hembras.

Muestran las características típicas de un “Tetra”: cuerpo aplastado lateralmente, elíptico, con las regiones dorsal y ventral redondeadas, dos aletas dorsales, la primera, situada a mitad del cuerpo, la segunda, adiposa, entre esta y la cola, aleta anal amplia, que va desde la región ventral del pez hasta cerca del nacimiento de la aleta caudal.

Desde el punto de vista cromático, el cuerpo se divide en dos zonas: de la mitad hacia atrás es gris oscuro, incluidas las aletas dorsal, anal y adiposa. De la mitad hacia adelante gris metálico, oscuro en el dorso y se hace más claro hacia la región ventral, con tres bandas negras verticales incompletas, una que atraviesa el ojo y las otras dos entre el opérculo y el inicio de las aletas dorsal y anal. La aleta caudal, las ventrales y las pectorales son transparentes, pero en el mercado se pueden encontrar, eventualmente, ejemplares con la aleta caudal negra. Esta coloración, es intensa en los ejemplares jóvenes, pero va a palidecer en los peces adultos.

Con el tiempo se han obtenido las variedades “Velífera”, “Dorada”, “Albina”, “Semi-albina” y “Fluorescente”.

Estos hermosos peces, deben vivir en cardúmenes formados por no menos de seis ejemplares; si el número de machos es mayor, mejor. Constantemente, interactúan unos con otros, dando la sensación de que se agreden, pero como decimos en Cuba: la sangre no llega al río, solo algunos desgarres de aletas en la variedad “Velífera”. Cuando alcanzan la adultez y las hembras ovulan, estas acosan con insistencia a los machos invitándolos a la puesta.

A Cuba, alrededor de 2008, nos llega la variedad “Semi-albina”, comercializada como “Monjita Blanca”.

Se trata de peces despigmentados que, en dependencia de la iluminación ofrecen una agradable tonalidad rosa pálido debido a la hemoglobina de su cuerpo. Por eso, en ocasiones, personalmente preferimos llamarla “Monjita Rosada”.

Otra variante atractiva, la constituye la variedad de “Cola Negra”, que poco a poco, se ha logrado una mayor presencia en los comercios a partir de que algunos criadores hemos apostado por su reproducción selectiva con resultados positivos.

 En la actualidad, a nivel mundial, entre los acuaristas, se ha puesto de moda la tenencia, comercialización y reproducción de “Peces Ornamentales Transgénicos”, cuya obtención está basada en la inserción de proteínas fluorescentes de diversos colores.

El término transgénico, se aplica a los seres vivos que han sido modificados genéticamente. Se denomina transgénesis a la introducción en un genoma de ADN de otra especie con la cualidad de mantener, de manera estable, la capacidad hereditaria de las variaciones adquiridas por el embrión a futuras generaciones.

La razón inicial fue la búsqueda de una modalidad que abaratase los costos de algunos controles ambientales. En el 2003, es autorizada la comercialización de los primeros peces modificados genéticamente. Los creadores de estos hermosos “Peces Ornamentales Monofluorescentes Dulceacuícolas”, como también se les conoce, creyeron haber producido ejemplares estériles, incapaces de reproducirse; así, mantenían a salvo la patente y se evitaban posibles cruzamientos, fortuitos o no, con especímenes no manipulados, pero, no fue así.

Con el discurrir de los años, esta novedad se ha convertido en algo común en los comercios de peces.


 Aun reciente en Cuba, a partir de 2018, se importaron las variedades “Fluorescentes” en verde, amarillo, rosado, naranja, magenta y rojo.

En la actualidad, no faltan en el mercado los ejemplares híbridos que, en lo personal, debo reconocer en algunos, un sutil atractivo, muy apropiado para aquellos que gusten de peces exhibidores de un cromatismo discreto en sus acuarios.

El dimorfismo sexual es muy poco marcado en esta especie; los machos, suelen ser algo más pequeños y las hembras tienen un cuerpo más redondeado. Las hembras maduras engrosarán su abdomen mientras que los machos mantendrán su aspecto estilizado.

Deben ser dotados de un acuario amplio y bien plantado, para proporcionarles sombra y refugio, respetando un área central libre donde los peces puedan nadar libremente y un filtro que no genere una circulación de agua demasiado intensa, porque los “Tetra” no se sienten a gusto en un acuario con fuertes corrientes. Si se cumplen estas recomendaciones, se le suministra una dieta variada a razón de dos veces al día, nuestros peces podrán vivir varios años.

Aunque los “Tetra” siempre ofrecen un cierto grado de dificultad para reproducirlos, “Monjita” no es de los más complejos para obtener la puesta. Aquellos que hayan tenido éxitos con la cría de ciprínidos, podrán intentarlo creándoles a estos peces un ambiente similar al practicado con los “Barbos”, pero colocarán un solo macho por hembra.

Veamos una secuencia de imágenes del apareamiento.

La pareja esparcirá sus huevos sobre las plantas, lo que no significa que una parte de ellos no caerán al fondo y los peces tratarán de devorar los que estén a su alcance; por eso, los padres deben ser retirados inmediatamente después de concluido el desove.

Si las condiciones son propicias, al día siguiente aparecerán diminutas y transparentes criaturas difíciles de distinguir si no observamos bien, casi inmóviles en las zonas más oscuras del tanque de cría.

El saco vitelino será reabsorbido en un plazo de tres o cuatro días, entonces los alevines comenzarán a nadar y una apremiante carrera por sobrevivir: comer, comer y comer es la única manera de lograrlo; nuestra tarea será alimentarlos, primero con infusorios en la primera semana e incorporarles otros alimentos hasta que en un mes o un poco más, puedan ingerir la alimentación normal.

Alrededor de las tres semanas de vida, en los más aventajados de nuestros pequeños “Tetras”, comenzarán a vislumbrarse sus futuras características morfológicas. Estas, se iniciarán con el desarrollo de sus aletas dorsal y anal, junto a una mejor definición de la caudal y del cuerpo del pez.

Alcanzadas las cinco semanas, los juveniles de “Monjitas” serán una réplica en miniatura de sus progenitores.

 

Ficha básica de Gymnocorymbus ternetzi

Grado de dificultad

Baja.

Tipo de Agua

pH 6 a 8 y una dureza de gH 5-18

Temperatura

Entre 20 a 28ºC

Iluminación

Moderada.

Alimentación

Omnívoros.

Necesidades básicas

Agua de calidad, bien filtrada y oxigenada.

Comportamiento

Sociable en cardumen.

Zona en el acuario

Media-Superior.

Tipo de reproducción

Ovípara. Puesta libre.

Principales fuentes consultadas

https://acuarioadictos.com

http://planetacuario.net

www.pecesdeacuarios.net

www.scielo.org



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