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Resumen histórico de la Acuariofilia en Cuba

 En cierta manera, resulta engorrosa, la tarea de concretar la historia de la acuariofilia cubana. Es un fenómeno que, desde sus inicios hasta la fecha, ha ido transcurriendo y desarrollándose en un delimitado sector de la población e impulsado por individuos puntuales a lo largo y ancho de la Isla, esa es una de las razones. Por otra parte, debido a que el tema casi no ha sido abordado, la falta de datos fiables complejiza, aún más, su compendio.

El texto que hoy ponemos a su consideración, es una síntesis cronológica de aquellos aspectos que, a nuestro modo de ver, pudieran resultar de mayor interés  en este breve recorrido por una historia que, en cuanto sea posible, necesita del consenso de varios autores que tributen información verificable, unida al testimonio de los protagonistas disponibles para avalar la redacción de un documento abarcador, único, que de manera oficial quede como fuente de consulta a los estudiosos del tema y las futuras generaciones; una tarea en curso y prioritaria que tenemos pendiente los piscicultores cubanos.

Los antecedentes se remontan a los estudios del naturalista y científico español Felipe Poey Aloy, que dedicara una buena parte de su amplio bregar investigativo, al estudio de los peces cubanos, consumado, en 1854, con la publicación de “Los guajacones, pecesillos de aqua dulce” y después los 20 volúmenes y el atlas correspondiente a su obra titulada “Ictiología cubana”; premiada en la Exposición Internacional Colonial y de Exportación General de Amsterdam en 1883, donde obra y autor obtuvieron Medalla de Oro, Diploma de Honor y la Cruz del León Neerlandés, esta última otorgada por el rey de los Países Bajos Guillermo III. Depositada esta copia manuscrita en la Biblioteca del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, permaneció durante 116 años inédita.

En 1955, Mario Sánchez Roig y Federico Gómez de la Maza lograron publicar una parte reducida del manuscrito y luego en 1962, el Instituto de Biología, adscrito a la entonces Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba, imprimió un primer volumen con sólo parte del texto manuscrito de la “Ictiología cubana” y otro con varias láminas del Atlas.

No fue hasta el año 2000, que la Casa de Altos estudios Don Fernando Ortiz de la Universidad de la Habana, en Ediciones IMAGEN CONTEMPORÁNEA; Colección Biblioteca de Clásicos Cubanos, No. 8, cumplen el viejo anhelo de la publicación íntegra de Felipe Poey Aloy ICTIOLOGÍA CUBANA (Volumen I y II).

Hasta hoy, conocidos por el genérico de “Guajacones cubanos”, se han descubierto y clasificado unas 35 especies estrictamente dulceacuícolas, de ellas, 23 endémicas. Estos peces, eran y aún son, objeto de la investigación científica, pero, no se incluían en la incipiente actividad acuariófila cubana de principios del siglo XX, ni se incluyen en la actualidad.

Es sabido, que recién iniciado el siglo precedente, en torno a 1902 llegan a Cuba los primeros ejemplares de peces ovovivíparos. Sus portadores eran turistas norteamericanos y el origen La Florida, donde se reproducían con fines comerciales. Introducidos en nuestro país, encuentran en las características de sus aguas un medio adecuado para multiplicarse y se adaptaron sin inconveniente alguno. Una vez establecidos, no tardaron en surgir las primeras tiendas especializadas en su comercialización.

Importadoras de peces, las pioneras en la actividad fueron las hermanas Masnatan hasta que en los años 30 las apariciones de nuevos comercios insuflan nuevos aires a la en cierne acuariofilia cubana.

A mediados del siglo XX, José Rodda, tenía uno de los pocos acuarios de renombre en Cuba, radicado en la calle 5ta entre 4 y 6 en el Vedado habanero y conocido como el “Acuario del Vedado”. Entonces, en 1954, nace el primer texto cubano sobre piscicultura: “Peces tropicales” de José Rodda y Charles Pujol. Estamos hablando de un volumen de 136 páginas, impreso por FORMAS DE CUBA, S.A, en La Habana. Esta primera edición, cuenta con un total de 32 ilustraciones por cortesía de la Revista “FOTOS”; de ellas, 12 en blanco y negro y las 20 restantes a color.

Un importante punto de giro, lo define el Triunfo de la Revolución Cubana del 1ro de enero de 1959. Las tensiones derivadas entre los gobiernos de Estados Unidos y la Isla, inhabilitan el sustento importador del comercio de peces en Cuba y favorece el impulso necesario para incrementar su cría, unida al ingenio que posibilitó la producción artesanal de toda la gama de equipamientos y otros productos.

Peceras, aireadores, filtros, etc. son producidos de manera artesanal durante toda la mitad del siglo XX, con innegable eficiencia. Nuevos nombres, los más conocidos en la Capital, marcan la nueva era: “Acuario del Cerro”, “Luis peces” y otros de diferentes ciudades del país.

Quienes tenían familiares o amigos residentes en el extranjero y aquellos que en alguna ocasión pudieron viajar fuera de Cuba, se las agenciaban para traerse alguna que otra publicación; casi todas en inglés o en ruso, que debían ser traducidas y mecanografiadas para su consulta. También arribaban de regreso con nuevas especies de peces que debía encontrarse la fórmula para su reproducción o se perderían. Así, la perseverancia y la capacidad de resistencia que nos caracteriza fueron venciendo obstáculos y hallando soluciones diversas.

En 1966, el Plan Vocacional del Ministerio de Educación (MINED), incluye la entrega de peceras a los centros escolares del País y como apoyo a esta decisión el Instituto Nacional de la Pesca y el Centro de Repoblación Fluvial elaboraron el “Manual para el mantenimiento de peceras” que acompañó a cada una de estos acuarios. Consistía en un breve folleto de 12 páginas que abarcaba las siguientes temáticas: oxígeno, proporciones de un acuario, cantidad de peces por acuario, efectos de las plantas, luz, temperatura. alimentación y agua. El texto acota como fuentes la “Revista Acuario” 1953-1954 y el “Manual de Piscicultura C.R.F.” 1965.

Sin lugar a dudas, los años 70 fueron testigos de una etapa de esplendor en la acuariofilia cubana con la introducción al País de nuevas especies. Las más notables, fueron expuestas en una muestra de peces ornamentales exhibida en el hotel Habana Libre de la Capital, en el mes de noviembre de 1973; entre ellas, podemos mencionar tres ejemplares de Labeo bicolor, conocido como “Tiburón de Cola Roja”, “Rasbora Arlequín”, “Disco Marrón”, “Tetra Emperador”, “Tetra Neón Negro”, “Tetra Lumínica Roja”, “Barbo Payaso” y “Colisable Wagtail Cola de Lira”, entre otras.

Aparecen nuevas publicaciones como “El acuario” de Henri Favré, impresa en Cuba por la Editorial Científico-Técnica del Ministerio de Cultura, quizás la más difundida entre los cubanos.

También la serie argentina “Acuarama”, Ediciones Littec de doce volúmenes.

 

 

 

Luego, en los años 80, se incrementa el intercambio con países del este de Europa aportando nuevas variedades y especies al mercado cubano.

Como anexo a todo lo expuesto, en 1984 se realizan las primeras exportaciones de peces hacia el extranjero.

En 1989, la Editorial Oriente de Santiago de Cuba, publica el texto de Ricardo Novoa Ortega “El mundo maravilloso de las peceras”, dirigido a los principiantes en la acuariofilia.

Otro momento de inflexión va a ser 1990. El derrumbe del Campo Socialista y los acontecimientos derivados, provocan un estancamiento en todos los sectores de la economía y la vida de las cubanas y cubanos. Para sobrevivir, tuvimos que replantearnos nuestra cotidianeidad y una vez más, ahora con mayor énfasis, acudir al ingenio y la capacidad de resistir. Los acuaristas cubanos no quedamos exentos de esta coyuntura.

En 1993, el Ejército Occidental, publica en La Habana, un modesto folleto titulado “CRIA DE PECES de agua dulce”, consistente en un curso básico para la cría de peces para el consumo humano, recogido en 60 páginas.

 Superados los años del Período especial, con el acelerado desarrollo de las modernas tecnologías en el mundo, de a poco, pudimos ir accediendo a textos más completos, actualizados y digitalizados.

Afortunadamente, hoy tenemos mucha información y mucha inmediatez para localizarla, traducirla a nuestro idioma, recibirla o compartirla.

Una de las fuentes cubanas actuales de información sobre acuariofilia, es la revista “Mar y Pesca” que ha estado publicando en cada número un artículo sobre la temática.

  

También merecen ser mencionados los Boletines informativos publicados en la web del “El acuarista cubano” entre 2009 y 2010 y desde el 24 de abril de 2017 hasta la fecha la página digital acuariofiliacubana.cubava.cu.



   El siglo XXI también ha aportado nuevas especies, entre las que pudiéramos destacar los peces transgénicos representados por Brachydanio rerio y Gymnocorymbus ternetzi, tan de moda en el mundo y con mucha aceptación por los piscicultores cubanos; peces “Arcoíris” como Melanotaenia lacustris, Melanotaenia boesemani y Glossolepis incisus; crustáceos de agua dulce como Neocaridina heteropoda y Cherax quadricarinatus, ya presente en Cuba desde 1996, a lo que se añaden todo un grupo de “Cíclidos africanos” que se han ganado un merecido espacio en nuestros acuarios.

Varios han sido los intentos por aglutinar esfuerzos entre un grupo de acuaristas como

la Federación de Acuaristas de Cuba y la Asociación de Piscicultores de Camagüey en 1973, la Asociación AquaCuba en 1996, la Asociación Nacional Acuariofilia de Cuba en 2001, la Asociación Bettas Cuba en diciembre de 2017, derivada de esta, en abril de 2019 se crea la Federación Bettas Cuba y más recientemente, en octubre de 2019, se funda la Asociación Cubana de Acuariofilia.

 

Artículos relacionados publicados en esta página que puede consultar

 “Primer libro cubano sobre peces tropicales”.

Publicado en acuariofiliacubana.blogspot.com el 4 de diciembre de 2021.

 

Principales fuentes consultadas

Archivo personal del autor.

Archivo de la Asociación Cubana de Acuariofilia.

 

IRUELA GONZÁLEZ, OMAR:  La historia de la acuariofilia en Cuba. EL ACUARISMO EN CUBA, en BOLETIN No. 003-07/2005

 

POEY ALOY, FELIPE: Ictiología cubana (Volumen I y II). Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz de la Universidad de la Habana, en Ediciones IMAGEN CONTEMPORÁNEA; Colección Biblioteca de Clásicos Cubanos, No. 8. Ciudad de La Habana, Cuba, 2000.





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