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Las gambas y langostas en acuarios. Procambarus cubensis cubensis. La “Batata”

 Entre las opciones que tenemos los piscicultores están los crustáceos acuáticos; carroñeros eficientes en la higienización de nuestros acuarios.

Originaria del Caribe, existe una especie dulceacuícola que solo podemos encontrarla en la mayor de sus islas; se trata del “Cangrejo de Río Cubano, para los que vivimos en Cuba, simplemente: "Batata".

    Se incluye en la familia Cambaridae, dentro del subgénero Austrocambarus en el género Procambarus. Su nombre científico es Procambarus cubensis cubensis y siempre, para evitar confusiones, debemos acreditarlo de este modo porque existe otra subespecie nombrada Procambarus cubensis rival.

    Distribuido por casi todo el territorio nacional, habita en arroyos y ríos de montaña, también en tierras bajas, estanques, lagunas, pantanos y otras aguas poco profundas, de curso lento y no contaminados; donde resulta mucho más probable encontrarlo en época de seca que en la temporada lluviosa.

    Sus poblaciones han sufrido mermas significativas debido a la degradación de sus hábitats y la creciente presencia de especies invasoras como: Clarias gariepinus, comúnmente conocida por “Claria” o “Pez Gato”.

 Un detalle interesante de nuestra “Batata”, es que fue la primera especie de cangrejo de río criada en acuarios europeos desde el último cuarto del pasado siglo, específicamente en Alemania Oriental.

Las “Batatas” son relativamente nobles durante la manipulación, pero debe evitarse su exposición fuera del agua.

 Este camarón decapodo, llega a alcanzar los diez centímetros de longitud total, pero en acuario rara vez supera los siete. 

La expectativa de vida se extiende hasta los tres o cuatro años y su carácter es por naturaleza territorial. 

Si deseamos tenerlos en cautiverio, vamos a necesitar una pecera grande para colocar una pareja o un macho con varias hembras, si no deseamos que procreen, un solo ejemplar; pero no todos los individuos se comportan de igual manera. Estos crustáceos, depredarán a sus congéneres durante la muda y cualquier otro inquilino del acuario si no dispone de espacio, alimentos y escondrijos suficientes. La renovación de su exoesqueleto, los adultos la realizarán una vez por mes y los juveniles en períodos más cortos debido a su acelerado crecimiento.

El momento de mayor movilidad es el nocturno; durante sus horas diurnas, generalmente se mantienen ocultos y ocupan su tiempo en el acicalamiento meticuloso de su anatomía.

Su cromatismo, traslúcido, pudiéramos catalogarlo de discreto; en dependencia de la intensidad luminosa que reciba ofrecerá tonalidades gris-parduzco, azuladas o amarronadas, que se aclaran hacia la parte ventral del cefalotórax y se harán más intensas en las hembras grávidas. También inciden en esta variabilidad cromática el tipo de agua, el contexto y la dieta.

   Sobre la tonalidad general del cuerpo, se añaden salpicaduras, a manera de jaspeado irregular, de gradaciones claras o intermedias. Poseen grades ojos y potentes pinzas con las puntas ligeramente amarillentas o anaranjadas.

El dimorfismo sexual se manifiesta en la región abdominal, donde los dos pares anteriores de pleópodos o patas nadadoras de los machos, se modifican en órgano copulador o gonopodio; en ellos, las pinzas son algo más largas y robustas, mientras que las hembras tienen el abanico caudal más ancho y redondeado. 

 

La reproducción es posible a partir de que alcancen los cinco centímetros de longitud total y los seis meses de vida. La cópula puede durar desde unos minutos hasta una hora o más, e incluso, repetirse.

El macho, sujeta a la hembra con sus pinzas luego de voltearla boca arriba; estas pueden quedar gestadas varias veces en un año y la incubación tendrá una duración aproximada de 30 días, que podrá ser menor en dependencia de la temperatura. La hembra, cuando está lista para poner sus huevos, rehuirá la presencia del macho, excavará un refugio y va a permanecer en este durante mucho tiempo.

Una vez liberadas las huevas, serán fijadas a las patas abdominales, donde estarán constantemente ventiladas hasta el momento de la eclosión. Si son fértiles, serán de color oscuro y se irán aclarando con el paso de los días.

Consideramos que, lo más recomendable, es apartar la hembra unos días antes de la fecha calculada para la liberación de sus Zoeas, debido a que esta especie hace extensivo el canibalismo a sus propias descendencias. Una vez liberadas, las crías serán autónomas y podrán ser sustentadas con alimento para peces, tanto industrial como papillas caceras, tubifex troceado o espirulina; los mejores resultados los hemos obtenido sin exceder su contenido proteico; conviene ofrecerles cascarón de huevo pulverizado como aporte de calcio para la formación del exoesqueleto. Crecerán de prisa, pero con disparidad. Si no disponen de suficiente espacio, alimento y refugios, las crías mayores depredarán a sus hermanos pequeños durante la muda.

En la siguiente imagen, pueden observar crías de "Batata" nacidas en cautiverio recién liberadas luego de 29 días de imcubación.


   En las imágenes que a continuación les ofrecemos, se muestran crías de “Batata” con 24 horas de ser liberadas y un mes de vida, respectivamente; en ellas se puede apreciar su rápido crecimiento. Como referencia visual se empleó una moneda de cinco centavos CUP.

    

Como ratificación de lo dicho, el ejemplar hembra de “Batata” que presentamos en la siguiente imagen, ha nacido en acuario y solo tiene tres meses y medio de vida.

     Procambarus cubensis cubensis, es una especie omnívora, nada exigente en cuanto al menú, come todo lo que considere comestible y esté a su alcance: restos vegetales, sobrantes de comida que se depositen en el fondo del acuario, cadáveres de peces, moluscos, insectos, etc. Los ejemplares que mantenemos degustan con voracidad raciones de pepino, calabaza, hojas de col, aguacate, mango y otras frutas. Es fundamental el aporte de calcio con periodicidad.

A falta de suficiente alimento para satisfacer su apetito, se sustentará a partir de nuestras plantas e incluso se dedicará a la pesca, con probada eficacia.

Son muy sensibles a los cambios bruscos de temperatura y a la contaminación, por eso, debe prestarse especial atención al filtrado, la aireación y las renovaciones parciales de un tercio del agua del acuario. Procambarus cubensis cubensis, cuando sea molestado sin oportunidad de escapar, se defenderá.

La pecera destinada a estos crustáceos, debe disponer de una buena tapa que impida que los mismos escapen, pero sin imposibilitar una adecuada ventilación. La grava idónea es la arena de río, con adición de material silíceo e, incluso, un bajo porciento de arena de mar para mantener la dureza necesaria. El grosor puede ser variable, a gusto, pero siempre debe incluir un porciento de granulometría pequeña, entre dos y tres milímetros, utilizados por estos animales trasportándolos en cavidades ubicadas en la base de sus antenas, en función del equilibrio y la audición.

Según algunos autores de los textos consultados, esta especie de crustáceo es portadora de la enfermedad conocida como afanomicosis o peste del cangrejo de río, pero, los ejemplares que fueron colectados para obtener las imágenes y descendencia en nuestro acuario, en ningún momento mostraron sintomatología, tampoco sus crías. Desde hace décadas, hemos mantenido en nuestras peceras estos animalitos y nunca hemos sido testigos de la presencia de la citada dolencia. De todas maneras, como información, consideramos prudente el comentario.

La enfermedad es producida por el hongo acuático parásito Aphanomyces astaci, que no es capaz de sobrevivir en ausencia de su hospedero. En las especies de cangrejos americanos produce una infección crónica en las cutículas de sus articulaciones y entre los segmentos del abdomen, que, en condiciones de estrés puede volverse letal.

No constituye una amenaza para el resto de los inquilinos del acuario, pero, sí, para las especies de crustáceos acuáticos procedentes de otras regiones del planeta.

Dicho esto, y a manera de resumen, sugerimos: un acuario con más de 60 centímetros de longitud frontal y 40 de fondo, para uno o dos individuos. Una decoración que proporcione abundantes escondites, sustentada en troncos, raíces, piedras con oquedades, pequeñas ollas de barro o tuberías plásticas disimuladas entre la decoración natural, etc. Las “Batatas” precisan de estos refugios, especialmente durante la muda. La incorporación o no de plantas naturales es cuestión de probar, porque, en ocasiones funciona, siempre que sean robustas y limitemos el acceso a las raíces. En lo personal, recomendamos no colocarlas junto a peces lentos y velíferos como “Escalar” y “Goldfish” o de moradores del fondo como “Coridoras”, caracoles y otros crustáceos.


 Los ejemplares adultos que aparecen en las imágenes, fueron colectados en la localidad de Jobo Rosado, en el municipio Yaguajay, al norte de la provincia de Sancti Spíritus. Cuba.

Ficha básica de Procambarus cubensis cubensis

Grado de dificultad

Baja.

Tipo de Agua

pH 6,5 a 8,5 y dureza variable

Temperatura

18 a 28ºC

Iluminación

Moderada-Intensa.

Alimentación

Omnívoros.

Necesidades básicas

Agua de calidad, bien filtrada y oxigenada.

Comportamiento

Aceptable.

Zona en el acuario

Fondo.

Tipo de reproducción

Ovípara.

Principales fuentes consultadas

 www.aquaportail.com

www.aquarienkrebse.de

www.crayfish-japan.com

http://revistaaquatic.com/aquatic/html/art1311/afanomicosis.htm

https://verdeyazul.diarioinformacion.com

www.wirbellosen-aquarium.de

https://zooclub.ru

 

 

 

 

 

 

 

2 comentarios:

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